Cómo le dijo a un hombre que quería retarlo en un debate filosófico:
"No me hagas ninguna pregunta".
Este hombre era un dialéctico, que conocía y hablaba acerca de todo. Había vencido a todos sus oponentes. Buda dijo:
"Antes de discutir, debes estar de acuerdo en sentarte conmigo en silencio durante un año. Pero no debes preguntarme nada. Puedes permanecer conmigo, pero no hablarme. No quiero escuchar nada de ti. No quiero escuchar tus ideas. No quiero tu experiencia, porque no sabes aún quién eres. Todo eso no es nada. ¿Puedes hacer esto? ¿Puedes pasar este tiempo conmigo y no hablar?"
El hombre estuvo de acuerdo, pero por supuesto pasó por un infierno.
Experimentó la abstinencia. Estaba tan acostumbrado a pensar y a hablar mucho. Pero ahora se le dijo: "No, no hables conmigo. No te es permitido hablar tampoco con nadie en mi casa. Mantente en silencio. Sé como una silla. Yo no converso con mi silla. Mantente en silencio". Esto debió haberlo quemado.
Pero algo en él debió saber: ¡Las palabras de este hombre son poderosas! Y se quedó. Honró su palabra. No se le dio ningún espacio a la mente.
¿Y qué ocurrió?
Un profundo silencio.
A medida que su mente cayó en silencio profundo, una inmensa paz entró en su ser. Cuando llegó la paz, se dio cuenta de que nunca antes había sentido paz.
Todo el ruido anterior se fue.
Se rindió y se hizo discípulo de Buda.
Mooji
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