Y os pido perdón a los dos por todos aquellos que, haciéndose pasar por mensajeros míos, os han dicho cómo teníais que vivir, cómo teníais que pensar y os impusieron reglas para excluir y repudiar a los que no vivieran o pensaran como vosotros.
Quizás me equivoqué creyendo que la vida del ser humano sería sencilla. Quizás me equivoqué creyendo que os sería fácil dominar vuestros bajos instintos y poner a raya vuestros malos pensamientos.
Os pido perdón, porque solo soy un humilde dios. Muchos os peleáis entre vosotros diciendo que creéis en mí, pero realmente fui yo quien creyó en vosotros, porque para crear, primero hay que creer, y yo creí que podríais ser felices… y lo sigo creyendo. Os hice semejantes a estrellas fugaces para que formaseis parte de mi sueño, pero no pensé que durante vuestro trayecto olvidaríais vuestra luz. Y que, con vuestra luz, también olvidaríais lo verdaderamente importante… que es que sois parte los unos de los otros, y que todos formáis parte de mí.
Por eso os ruego que os procuréis el pan de cada día sin tener que robárselo a nadie, ni tampoco haciendo cosas que os avergüencen. Velad por vuestros semejantes y liberarme de la pesadísima carga de echarme la culpa de todos vuestros errores.
Os suplico que no escuchéis a aquellos que pretenden hablar en mi nombre, enfrentándoos entre vosotros diciendo que únicamente estoy en tal o cual religión, o en tal o cual libro sagrado. Yo habito en vuestro corazón y os miro desde vuestro interior.
Cuidad de vuestra tierra, que es la herencia que dejaréis a vuestros hijos, y yo me ocuparé del cielo, para que juntos algún día podamos hacer que el cielo sea también un lugar en la tierra. Y librádme del mal, porque librándome a mí, vosotros mismos estaréis a salvo de caer en el miedo, en la envidia o el rencor.
Y por los siglos de los siglos, amen… Así, sin tilde."
Manuel Fernández Muñoz
Amen.
ResponderEliminarAmén...
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