jueves, 19 de octubre de 2017

Un cuento sobre Corazones...


"En cierta ocasión, Dios llamó a Moisés desde el Sinaí y le pidió que le subiera a una persona con un corazón perfecto. 

Cuando bajó del monte, el profeta congregó a la multitud, eligió a un joven cuyo corazón no tenía ninguna marca, y lo subió ante la Presencia de Dios. 

No obstante, Dios le preguntó – Moisés, ¿no te he pedido que me trajeras a alguien con un corazón perfecto? ¿Por qué me subes a éste? Anda, baja y tráeme lo que te he pedido.

Desconcertado, Moisés bajó de nuevo y eligió a una persona que había estado toda su vida en reclusión y tenía un corazón grande y vigoroso. No obstante, cuando Dios le vio, lo rechazó e hizo a Moisés la misma pregunta. 

Moisés, desconcertado, decidió subirle uno a uno a todos los israelitas hasta que sólo quedó un anciano cuyo corazón estaba lleno de cicatrices. Por un lado le faltaban los pedazos, por otro algunos trozos habían sido reemplazados por otros que sin embargo no habían encajado demasiado bien. Incluso había lugares donde no había carne y todo estaba hecho un desastre. 

Cuando Dios vio al anciano, se alegró mucho y le dijo a Moisés. - ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Éste es el corazón más bello que he visto nunca. ¡Éste es un corazón semejante al mío! 

Moisés, desconcertado, preguntó:
- ¿Señor, cómo puede ser este corazón más hermoso que los anteriores? ¿Cómo puede ser éste semejante al tuyo?
A lo que Dios contestó
– Hijo mío, cada cicatriz del corazón de ese anciano representa a cada una de las personas a la que le entregó su amor, pero a cambio le devolvieron indiferencia. Él fue arrancándose trozos de su corazón para dárselos a quienes amaba. Algunos también le entregaron trozos de los suyos, pero como los trozos no eran iguales, su corazón es irregular. A veces, las personas a las que amó, no le entregaron ningún trozo, por eso le quedaron huecos vacíos… Querido Moisés, si pudieras ver mi corazón sabrías que es igual que el de ese pobre hombre. Dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor de las heridas, igualmente sigo amando, y eso me da esperanza para pensar que quizás algún día las personas que me hicieron daño, regresen y llenen el vacío que dejaron en mí. ¿Comprendes ahora qué es un corazón verdaderamente hermoso y perfecto? 

Moisés, llorando, se arrancó un trozo de su corazón y se lo ofreció a Dios. Dios, sonriendo, arrancó un trozo del suyo y se lo dio a Moisés, tapando así herida abierta. La pieza se amoldó, pero no a la perfección. Entonces Moisés miró su corazón y vio que ya no era simétrico, pero en cambio se sentía mejor porque el Amor de Dios fluía en su interior." 

50 CUENTOS UNIVERSALES PARA SANAR TU VIDA
Manuel Fernández Muñóz

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