Llego a uno de los “galpones-tienda” y me “recibe” un torniquete automatizado con láser… y ahí comienza mi odisea.
Me empiezo a fajar con el mismo, ya que no me daba la entrada… hasta que alguien grita… “esa es la salida”… a lo que respondí con otro grito más fuerte: ¿Y cómo cojones quieren que lo sepa, si la cagá está escrita en chino?
Como venía con paquetes, me acerco a una pared de “lockers”, también automatizados y con las instrucciones EN CHINO. Ya casi cuando estaba punto de entrarle a patadas a aquel armatoste para que funcionara, se me acerca uno de los hatianos que tienen allí para que carguen… Y ME EMPIEZA A HABLAR UNA JERIGONZA QUE YO NO ENTENDÍA… por suerte se dio cuenta de mi estado de ánimo, empezó a gesticular y finalmente pude accionar botones, lásers, puertas que se abren solas, tickets que salen solos… ¡en fin!... ni en los “Tiempos modernos” de Chaplin lograron imaginar semejante esperpento.
Finalmente entro a la “tienda”, que no es otra cosa que una sucesión claustrofóbica de pasillos con anaqueles como de 10 metros de alto, atiborrados de mercadería, toda regada y revuelta. Encontrar lo que uno quiere en medio de “eso” todo un desafío, por lo que me acerco a una chinita y le pido ayuda. Me respondió fríamente y sin mirarme a los ojos: “todo mayol y pol detalle”… o sea… ¡ese es todo el español que ella usa con los clientes!... no alcancé a respirar… cogí y tiré toda la porquería que había tomado, en el anaquel que tenía al lado y me fui echando fuego a la salida…
Pero me faltaba la prueba final…
Cuando tiré todo, tiré el ticket del locker, porque no sabía que me hacía falta y si el hatiano me lo dijo… lo habrá entendido su madre, porque lo que soy yo, no le entendí NI PAPA…
Llego a los lockers, lo veo (creo que era el mismo que cuando entré, pero no estoy muy seguro, con ellos me pasa igual que con los chinos, no los logro distinguir muy bien), y le digo: “Mijo… dame mis paquetes, que me voy de este lugar”…
…y ahí comenzó una escena digna de una comedia de teatro… él hablándome “aquella cosa” (ni francés, ni español), yo diciéndole que no le entendía y que me acabara de dar mis paquetes… entonces a él se le ocurrió subirme el “volumen” de la voz… y ahí mismo me dio “Changó con conocimiento y Yemayá en puyas” (los cubanos saben a qué me refiero)… empecé a vociferar de tal manera que se paralizó la tienda…
Hasta que del cielo me enviaron una ANGELITA… que gracias a un H.P. como Maduro, tuvo que salir de su país, donde ya no se puede vivir y vino a parar a Chile y justo a ese engendro de tienda… cuando más la necesitaba… y fue la que me socorrió y me ayudó a salir de aquel “laberinto del fauno” en versión china-haitiana…
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